Sentada en una banqueta puedo ver a través de los agujeros de la base de madera, es de noche en la Avenida Centroamérica de la zona 1 de la ciudad de Guatemala, el frío es cómplice de los vendedores de guantes y gorros; hay alfombras de aserrín que cubren de colores el asfalto para esperar el paso del cortejo de la “Parroquia el Santísimo Nombre de Jesús, La Recolección” o como la conocía yo “La Reco”, la atmósfera mística sigue siendo la misma de cada año, tal vez con menos concurrencia, algunos cargadores se ubican en la cercanía de su turno y comparten entre ellos lo mucho que pesó el anterior. “Chupeeeetes hay chuupeeetes...” anuncia una voz varonil, contrario a la esperada voz de alguna mujer; el joven de delgado semblante viste un sudadero blanco y acude al llamado de compra con una sonrisa, puedo ver a través de los agujeros de la base de madera que ya no quedan muchos caramelos, a un quetzal cada chupete.
Amablemente presenta los sabores disponibles, hay de fresa, de limón, de chicle y algunos incluyen juguete, esos son a Q10, Kevin está trabajando desde mediodía, con márgenes de ganancia del 50% aproximadamente, vende al día 400 chupetes, en la base puede trasladar 308 unidades y el clima frío ayuda a que los dulces permanezcan frescos; tras 5 años de vender, Kevin sabe que la preparación es relativamente sencilla, agua hervida con azúcar, la esencia del sabor deseado y un poco de limón para dar un toque especial, una vez la mezcla esté en su punto se vierte dentro de los papeles parafinados que están ya listos en un molde lleno de agujeros, la forma cónica del chupete hace referencia a los penitentes que acompañan los cortejos procesionales. No se sabe con certeza en qué momento nació la idea de los chupetes, se dice que en la Edad Media la nobleza solía comer azúcar cocida con la ayuda de un palillo para ello.
Décadas atrás en Guatemala se vendía a un centavo cada una de estas golosinas. Kevin vende chupetes únicamente en Semana Mayor y según él las últimas unidades en la base son las más complicadas de vender; luego de la breve charla intercambiamos buenos deseos y ¡a degustar tan delicioso dulce tradicional!
Foto: Valerie
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