top of page
Inicio: Blog2
Foto del escritorValerie Rodas

LA HUIDA



Estaba todo planificado. No era la primera vez que esto iba a suceder.


Estiró cada extremidad de su cuerpo, se extendió lo más que pudo como un preámbulo para perpetuar el asunto.


La mañana estaba helada y su aspecto desaliñado era congruente con el abrigo que desde hacía mucho tiempo le faltaba.


Observó discretamente a su alrededor, fijándose en que nadie estuviera prestándole atención esbozando una especie de sonrisa con su amplia y maltratada dentadura. Se rascó una oreja en señal de nerviosismo, luego la otra para despistar al enemigo.


Comenzó a correr, era el momento ideal para ejecutar su plan. Fue tomando más y más velocidad, la adrenalina era su acelerador.


Rápidamente llegó al lugar que tanto había analizado días atrás y en un abrir y cerrar de ojos tomó lo que creyó suyo, no sintió el galope de su corazón, no sintió ni siquiera el viento que rozaba su cabeza, sólo quería seguir corriendo y estar a salvo con su preciado logro.


Se situó en un espacio que consideraba seguro, sus ojos resplandecían, no iba a compartir aquello con nadie.


Utilizó sus uñas y rasgó con desesperación cada centímetro del envoltorio platinado que había tomado de la tienda de la esquina del barrio; el estómago se le despegó un poco para recibir la imitación de alimento.


En el pueblo no supo nadie de aquel sigiloso asaltante que acechaba siempre fingiendo una siesta


Con sus patas protegió, de la manada ambulante, cada fritura con sabor a queso y picante.


Comió, tal vez lo único del día, y al amanecer siguiente, si con buena suerte corría, haría lo mismo por el resto de su vida: ladrar, correr y delinquir para así poder sobrevivir. 🐕



コメント


Inicio: Bienvenidos
bottom of page