EN LA MUY NOBLE Y MUY LEAL CIUDAD…
- Valerie Rodas
- 28 mar 2023
- 1 Min. de lectura
La hermosa mujer de tierras lejanas, cabello largo y enormes ojos miel, presumía de sus pasos libres sobre las amplias y empedradas calles de La Antigua Guatemala, le habían contado todas las leyendas, en ninguna creyó.
Uno de tantos días, el sonido de los caballos anunciaba el paso de los carruajes de recién casados perdidamente enamorados. Ella del miedo y también del amor, hace mucho tiempo se había olvidado. Recorría el viejo portal, entreteniéndose con artesanías y la frescura de una mística noche fría.
Camuflado entre la penumbra y la multitud, él se escondía tras una imponente columna que sostenía todas las historias; no pudo contenerse aunque lo intentó, clavó entonces su astuta mirada en ella y agitado entrelazaba sus diminutos dedos, inquietos por el deseo de trenzarle el cabello. Se acercó lentamente a paso corto, el inmenso y negro sombrero le cubría el rostro.
Ella se percató de la pequeña figura, pensó con el alma incrédula en el Cipitío, el hombrecillo de una leyenda en la que no había creído; repentinamente su corazón se aceleró, sintió menos libres los pasos y pesada la respiración. El galope fuerte de un inmenso caballo la entretuvo durante un confuso segundo y él, con fuerza sobrenatural, le atravesó el pecho con la diminuta mano e inmediatamente ella sintió que el ingrato Sombrerón le había robado el corazón.
Contrario a la razón, Santiago de los Caballeros de Guatemala, desde esa noche y para siempre, con su estruendosa y mágica guitarra él le canta al viento melodías de su inquietante y desquiciado.

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