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Foto del escritorValerie Rodas

EL GRANICERO QUE NO ES HECHICERO 🧊

Encontrar a un “granicero” en México no tiene relación con lo que se encuentra en Guatemala con el mismo nombre. Para los mexicanos, los graniceros son hechiceros con dones para comunicarse con las deidades naturales con el fin de alterar las condiciones climáticas. Felipe, nombre ficticio, no es ningún hechicero pero sí interviene con el clima al comercializar con el hielo en las calles para calmar el calor de los transeúntes. En unos años alcanzará la cuarta década de su vida, lleva cinco años dedicándose a este negocio.


Mantiene una natural cortesía, lo percibo optimista y lleno de energía. Cubre su cabeza del sol con una gorra, sus brazos con mangas largas y utiliza zapatos cómodos para recorrer todos los días las calles del centro histórico de la ciudad. Tiene la experiencia y los estudios para incorporarse a alguna empresa pero descubrió que era más rentable sacrificarse por algo propio que por un salario mínimo. En un día productivo prepara hasta 30 granizadas, nombre utilizado en Guatemala para identificar la refrescante mezcla saborizada, alrededor del mundo se les conoce como cepillado, raspado, raspao, minuta, picado, piragua, raspadillo, esnovol, guallao o copo. La venta de piraguas para Felipe aumenta considerablemente durante la época de calor y Semana Santa.


La carreta de Felipe tiene los espacios necesarios para guardar frutas en la parte baja y conservar el hielo y los jarabes en la parte de arriba, la que queda visible a la clientela. Su espacio de trabajo se cotiza en Q3000, dependiendo del carpintero que se contrate y a esto hay que sumarle el valor de los utensilios tales como el cepillo para el raspar el hielo que oscila entre los Q50, los costos de los ingredientes como los jarabes saborizados que cuestan aproximadamente Q50 por galón, los vasos a un promedio de Q220 por ciento; también es necesario el abastecimiento de bolsas, cucharas y a esto hay que agregar los costos de las frutas infaltables como son los limones, la piña y el coco.


El hielo puede permanecer hasta dos días sin derretirse si se tapa bien con una bolsa de nylon y un trapo, la arroba de hielo industrial vale Q30 y al ser producida en una fábrica, Felipe garantiza que se fabricó con agua potable. El granicero guatemalteco es muy respetuoso de la salud de sus clientes y me cuenta, mientras prepara mi granizada con abundante limón, que es muy importante para él la limpieza, por ello utiliza guantes en cada raspado que prepara y constantemente está desinfectando sus manos y área de trabajo.


Las más solicitadas son las hawaianas, es decir, una combinación de esencias frutales, trozos de piña, coco y el toque exquisito y dulce que aporta la leche condensada. Le siguen en popularidad las de limón, consomé y pepitoria y no menos importantes las de Jugo V8 preparado. En realidad las combinaciones son extensas y dependerán del antojo del cliente, hay quienes las disfrutan con boquitas Diana entre el hielo.


Felipe tiene esposa e hijos, se esfuerza por el bienestar de su familia y poder darles a sus hijos mejores oportunidades que las que él ha tenido, aunque desconocen de la preparación y venta de las granizadas, es su familia quien le ayuda a conseguir y cortar la fruta del día. Debe ser cuidadoso con sus cálculos ya que si llena de más la carreta, empujarla durante su extenso recorrido por la ciudad, sería agotador.


De a Q10, de a Q12 y las más grandes de a Q15, ¿De qué tamaño y sabor llevará su granizada para refrescarse y echarle la mano a esté honrado trabajador guatemalteco?



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