top of page
Inicio: Blog2

DEL ROOSEVELT Y OTRAS SITUACIONES

  • Foto del escritor: Valerie Rodas
    Valerie Rodas
  • 4 mar
  • 4 Min. de lectura

Tuve la oportunidad de recorrer, durante unas horas, la pediatría del Hospital Roosevelt. Sus largos y luminosos pasillos blancos están limpios, en cada tramo hay personal de mantenimiento esforzándose por evitar algún brote de enfermedades por falta de higiene. También están cumpliendo las obligaciones de su contrato laboral.


Jovenes con vestimenta blanca repasan la fórmula para obtener la dosificación correspondiente según el peso y edad de los infantes. En sus voces es perceptible la inexperiencia y la ilusión de cambiar el mundo con su recién estrenada profesión.


Los elevadores funcionan parcialmente; tras sus puertas se asoman los médicos quienes se caracterizan por la prisa de sus pasos, la mirada concentrada y por la preocupación que se marca en sus líneas faciales, además, usualmente camina una enfermera detrás, escuchando cuidadosamente las instrucciones para los tratamientos; sumado a su atención llevan también sonrisas disponibles para los visitantes y pacientes que les observan durante su camino.


La construcción del Hospital Roosevelt comenzó en noviembre de 1944, con el apoyo del gobierno de Estados Unidos durante la administración del presidente Franklin Delano Roosevelt, en cuyo honor se nombró tal centro de salud y la calzada que lo conecta con el occidente de la ciudad. El presupuesto anual del Hospital Roosevelt ha variado en los últimos años. Según datos de 2022, el mismo tenía asignados Q223 millones y atiende a más de 750,000 pacientes anualmente.


A mi paso, que es lento y precavido, encuentro a decenas de madres que han descansado poco e incómodamente sobre las sillas que acompañan las camillas de sus hijos. Una de ellas lleva años en este proceso ya que su hija nació, tres años atrás, sin la correcta formación del esófago. Ese día, luego de muchos retos y paciencia, finalmente recibe la operación que le permitirá ser una niña que puede ingerir cualquier alimento. Algo tan común para millones y tan lejano para ella desde siempre. En el Roosevelt, le están salvando y mejorando la vida, algo que desde afuera es difícil percibir por la indignación de un pueblo sumido en el hartazgo de la corrupción e ineficiencia de las instituciones públicas.


En el país, los hechos delictivos han alcanzado en completa impunidad hasta los pasillos de este hospital, el 16 de agosto de 2017, el Roosevelt sufrió un ataque armado perpetrado por la banda criminal Mara Salvatrucha (MS). En su interior hubo terror y más de una decena de heridos. La ironía es clara.


De los muchos pacientes que se atienden diariamente, se estima que aproximadamente 20 de ellos ingresan por accidentes de tránsito, especialmente motoristas y de estos, alrededor de un tercio requieren intervenciones quirúrgicas debido a la gravedad de sus lesiones. La falta de educación vial es un cáncer que avanza lentamente en la sociedad, provocando caos e histeria colectiva. En el pensamiento de millones, todo es culpa exclusiva de las autoridades, según datos de la Asociación de Corredores de Seguros y Fianzas de Guatemala (ACORDES), aproximadamente el 10% del parque vehicular del país está asegurado.  Esto implica que 9 de cada 10 vehículos carecen de cobertura de seguro.


La niña me sonríe desde su camilla, tiene un pequeño tubo incrustado en el torso, se mueve poco, incluso para reír, sabe que es por su bien. Su madre acaricia su cabeza mientras me narra todo lo que han pasado, lo que me sorprende es su optimismo, me dice que no hay razones médicas para lo que le pasa a su hija, ya que usualmente esta condición genética se da en casos de inseminación artificial( pero no es el caso de su embarazo. Aunque curiosamente, su esposo trabajó durante décadas en Canadá en una granja de cerdos que se reproducían artificialmente. El costo de buscar oportunidades en el extranjero porque aquí hay pocas, es a veces, muy alto.


La fila para la consulta externa es larga; los rostros con desvelo se fusionan con el calor del casi mediodía y el hambre. Una de las personas de atención al paciente me hace saber que la espera mucho tiene qué ver con la ineficiencia del departamento de Archivo y el desorden que retrasa la búsqueda de expedientes. El Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social nombró a la doctora Ana Johana Samayoa Bran como directora del Hospital Roosevelt. La doctora Samayoa es médica y cirujana, especialista en medicina interna e infectología. En sus hombros descansa la responsabilidad de sostener un hospital construido hace más de 80 años, saqueado desde hace décadas y que está colmado de burocracia y carencia de insumos. Lo curioso es que aún con ello, este centro de salud ha salvado la vida de millones de guatemaltecos, incluida mi madre, a quien el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, casi mata por negligencia.


Unas horas bastan para recordar la realidad que aqueja a esta hermosa patria. Entre tantas, la falta de agua en el sector, misma que limita por momentos el servicio de ducha y hospedaje a familias brindado por una fundación en los alrededores del hospital.


La culpa es de quienes corrompen y de quienes permiten la corrupción en todos los ámbitos de la vida. También de los indiferentes.


La solución está en el interés ciudadano, con la ayuda de quienes luchan contra la corrupción y de quienes viven cada día con acciones honestas.



コメント


Inicio: Bienvenidos
bottom of page