Los más jóvenes tal vez no conozcan la frase pero a millones de guatemaltecos y varias generaciones nos marcó. A mi me da miedo el tiempo ahora que soy adulta porque poco a poco va llevándose a personas que marcaron mi vida. Creo que más a propósito que por descuido, en la librera de la casa en la que crecí estaba siempre disponible este libro, a mi papá le gustaba que lo leyera así que de niña recorría sus páginas llenas de preguntas, me atrevo a agradecer gran parte de mi formación en ortografía y redacción a los entretenidos ejercicios del libro y aquellas mañanas de sábado viendo el programa de televisión “Mentes sanas”.
Aquel libro era de mis hermanas y pasó ahora a mi librera personal. Lo primero que hice hoy, al saber la noticia del fallecimiento del educador Rubén Alfonso Ramírez, fue escribir a cada una de ellas para que me contaran sus vivencias, curiosamente sus relatos coincidieron a pesar de compartirlos en distintos momentos. Ambas estudiaron un par de años en el “Colegio Mentes Sanas”, ubicado en aquel entonces, a mediados de los años 80s, entre segunda y tercera avenida y trece calle de la zona 1. Mis hermanas tuvieron la oportunidad de ser parte del grupo de estudiantes que inauguraron el colegio; sus recuerdos son coherentes con el legado de este guatemalteco ilustre; con una voz llena de nostalgia y genuino agradecimiento, una de mis hermanas me dice “...siempre se interesó por cada uno de sus alumnos, si miraba decaído a alguno se acercaba con una palabra de ánimo y un paternal abrazo si era necesario; impartiendo clases era fabuloso...”, ambas me aseguran que hacía que la ortografía interesara a cualquiera ya que explicaba el origen de cada regla y lograba así fijar el conocimiento. Era importante para él también la caligrafía y siempre estaba dándoles motivación a sus estudiantes para hacer las cosas ¡bien!
Sumaban a su recuerdo que los sábados comenzó a incluir a sus alumnos en su programa de televisión, los mismos programas que nos entretuvieron a muchos para poner a prueba el conocimiento y aprender un poco más. Rubén Alfonso es descrito por mis hermanas como un hombre empático, pulcro, disciplinado y siempre inculcando el amor por Guatemala, amante de la música, la cual hacía sonar en los recreos al gusto de sus alumnos, una de mis hermanas recuerda que ella llevaba su disco de Camilo Sesto y así grabaron gratos recuerdos y una buena educación en aquella pequeña casa de estudio en el centro de la ciudad.
Era hijo del músico Rubén Ramírez Corzo y la maestra Berta Enriquez de Ramírez quien lo inspiró a ser educador y quien falleció cuando él tenía apenas 6 años de edad. Ramirez se graduó de Maestro de Educación Primaria Urbana en la Escuela Normal Central para Varones y luego en Venezuela obtuvo el título de Especialista en Educación para Adultos. Rubén Alfonso Ramírez Enríquez nació en Chicacao un 4 de marzo de 1936, fue maestro, periodista y presentador de televisión conduciendo el programa “Mentes Sanas” desde 1983 hasta el año 2020, todos los sábados en canales nacionales. Fue también Ministro de Educación de Guatemala, durante la presidencia de transición de Alejandro Maldonado Aguirre y recibió la Orden Francisco Marroquín en 2002 como máximo galardón del Gobierno de la República de Guatemala otorgado cada 25 de junio, en el Día del Maestro. Sobre todo, Rubén Alfonso Ramirez fue un guatemalteco que marcó positivamente este país, con el afán de crear lo que tanto necesitamos, mentes sanas. Hasta siempre querido profesor ¡así se contesta!
Un agradecimiento por tan bella referencia de la gran labor del Profesor Rubén Alfonzo Ramírez. Comparto con sus hermanas esa nostalgia y el profundo amor que nos enseñó con tal asertividad este maestro. Sí, interesado por cada una, cada uno de sus alumnos, nos conocía a todos. Nos esperaba en la puerta y nos saludaba por nombre a cada uno. Muchos de los que pasamos por esos salones, somos hoy grandes personas, independientemente, si logramos ser "académicamente" aceptables o no para este sistema educativo que tiene mucho por cuestionarse. Valores y un sentido de ciudadanía amoroso... así es, de mucho amor. Gracias señorita Rodas! porque esta es buena parte de la memoria de la educación en Guatemala.